La resistencia al cambio es uno de los mayores obstáculos que nos encontramos en la implantación lean. Ésta, es provocada por el miedo a lo desconocido por parte de los miembros de la empresa. Si no se logra vencer esta reticencia, cualquier esfuerzo por lograr mejoras caerá en saco roto. Es por ello, que es muy importante asegurarse de que todos entiendan los beneficios que supone un esfuerzo como el que va a desarrollarse en la empresa, así como involucrar al personal de todos los niveles y conseguir un ambiente de trabajo enfocado al cambio.
Una correcta implantación lean parte de un minucioso entendimiento de la situación actual de la empresa, por ello, se hace fundamental que la persona encargada de la implantación se desplace al lugar de estudio y sea testigo visual de todo aquello que sea susceptible de mejora según el lean.
También es esencial, que al realizar dicho control visual se trabaje codo a codo con el personal de la empresa, incluyendo tanto a directivos como operarios, ya que son los que verdaderamente conocen los entresijos de la situación.
La empresa debe estar dispuesta a dedicar tiempo y recursos, y los trabajadores su tiempo y esfuerzo.
Por todo esto, una adecuada implementación Lean debe contar con un buen plan estratégico y un equipo directivo comprometido y bien preparado.
En definitiva, conseguir un compromiso por parte de todos de dar su mejor versión, y establecer un sistema que permita a la organización tener el control de todo aquello relevante para poder analizarlo y si fuera necesario mejorarlo.